Recuerdo cuando se publicó el artículo “GPTs are GPTs: An early look at the labor market impact potential of large language models”. Me quedé en shock. Entré en pánico. Era 2023 y, en Ecuador, la inteligencia artificial (IA) todavía no era un tema recurrente en oficinas, y mucho menos en el ámbito fiscal y empresarial.
Me pasaban mil preguntas por la cabeza:
- ¿Qué significa esto para mi carrera profesional?
- ¿La IA reemplazará mi trabajo?
- ¿Qué habilidades debo desarrollar?
- ¿Cómo puede mi empresa aplicar la IA en finanzas, impuestos y administración?
El artículo presentaba un listado de profesiones clasificadas según su nivel de exposición a los nuevos modelos de lenguaje e inteligencia artificial. Y la mía —lo que había cultivado durante años— estaba en la parte más alta de la lista. El tipo de trabajo que yo hacía tenía una alta probabilidad de ser transformado, o incluso reemplazado, por sistemas automatizados.

Preparándome para el cambio: habilidades clave
Después de seguir investigando, la pregunta dejó de ser si la IA afectaría mi trabajo, porque lo haría, de eso ya no tenía dudas. La verdadera pregunta se convirtió en ¿cómo prepararme para seguir siendo relevante?.
Para muchos profesionales, dominar Excel, algún ERP y conocer la normativa era suficiente para mantenerse actualizado. Automatizar tareas requería ayuda de IT, y cualquier mención de algoritmos o modelos predictivos parecía reservada para ingenieros o científicos de datos.
No había urgencia por aprender a programar, entender modelos estadísticos o experimentar con nuevas herramientas. Las rutinas estaban claras, y el cambio tecnológico se percibía como incremental, no disruptivo.
Para mí, todo eso cambió cuando leí el artículo y vi de cerca cómo funcionaban los chatbots de inteligencia artificial. Fue un punto de inflexión: necesitaba prepararme. No tenía un camino claro, así que comencé por lo básico, aprender lenguajes de programación como Python, estudiar SQL y herramientas de visualización. Poco a poco, a través del uso de técnicas como machine learning y deep learning, he ido fortaleciendo mis habilidades técnicas para comprender más a fondo el funcionamiento y el potencial de la inteligencia artificial. Herramientas que antes consideraba ajenas ahora forman parte de mi caja de herramientas profesional.
La IA no espera a nadie. Evoluciona o desaparece.
Mientras recorro este proceso de aprendizaje, el entorno también ha comenzado a transformarse. Hace apenas un par de años, nadie hablaba de inteligencia artificial en las oficinas. Hoy, no hay reunión, webinar o estrategia que no la mencione. La transformación ha sido rápida, pero aún falta mucho por hacer. De este camino, si hay algo que me queda claro, es que el cambio no es opcional. La IA no vino a ayudarnos con una tarea, vino a cambiar las reglas del juego.
Autor: Gustavo Cevallos P. | Correo: gcevallos@dattax.ec | Consultor Empresarial | Especialista en Impuestos y Ciencia de Datos